Inspecciona regularmente los cables para detectar daños, desgaste o cables expuestos. Un cable dañado puede generar fallos en el equipo o riesgos eléctricos.
Nunca uses cables con aislamiento roto o conectores desgastados. Reemplázalos inmediatamente para evitar cortocircuitos o descargas eléctricas.
No sobrecargues los enchufes o regletas con demasiados dispositivos conectados. Esto puede causar sobrecalentamiento y fallas eléctricas.
Usa regletas con protección contra sobretensiones para evitar daños a los equipos en caso de fluctuaciones eléctricas.
Mantén los cables alejados de líquidos y áreas húmedas para evitar cortocircuitos y electrocución.
Nunca manipules cables con las manos mojadas o en superficies húmedas.
Evita que los cables se enreden o queden tensos, ya que esto puede dañarlos internamente.
Mantén los cables alejados de zonas de paso para evitar tropezones o pisotones que podrían dañarlos.
Siempre desconecta los cables tirando del conector, no del propio cable, para prevenir roturas internas y daños a los puertos.